Esta no es una muestra de arte. Es un encuentro de poéticas que aluden al Cordobazo, una búsqueda que incluso excede las representaciones artísticas que son hoy expuestas en la sala.
En su guiño más contemporáneo, este corpus que se irá presentando con el transcurso de los días, sale del cubo blanco y se expande hacia otros escenarios, formales e informales, legitimados o genuinos. Diversos materiales y experiencias se ilustran, se hacen canción o se vuelven video-mapping, se transforman en poesía que interviene las paredes o que se recita. Aquí se retoma uno de los signos más contundentes de la lucha en el Cordobazo que a su vez evoca al Mayo Francés: La belleza está en las calles. Lo estético es político.

Es un encuentro, porque en el Cordobazo obreros y estudiantes lucharon juntos por conquistar el poder, por defender los intereses de su clase, frente a la dictadura de Onganía, aliada a los monopolios imperialistas. Y esto también sucedía en otras latitudes, al mismo tiempo y por varios tiempos. En nuestro país, el Cordobazo abre un proceso revolucionario que sólo va a cerrar la dictadura cívico-militar-eclesiástica con el genocidio.

Crear y luchar es humano, olvidar es abstracto: estas subjetividades, esos cuerpos, sumidos en la mansedumbre impuesta por una sistematización que reprime y suprime lo humano en lo objetual, que lo extirpa y lo comprime en la explotación ilimitada del trabajo, rompieron su disciplinamiento, se liberaron en acción. Y se levantan. Esos cuerpos insurrectos se rebelaron, se rebelan, y hoy acariciamos esa historia con gestos sensibles, una historia que no es más (ni menos) que lo humano que trasciende (al sublevarse). No sólo sostenemos un recuerdo, construimos saberes. Y nos rebelaremos.